El pasado 17 de noviembre los alumnos y alumnas de tercero, cuarto, quinto y sexto de primaria de Prádena tuvieron la magnífica oportunidad de visitar el famoso acebal de la localidad. Comenzamos la excursión en torno a las 10 de la mañana con muchas ganas de ver la diversidad de fauna y flora que nos ofrece la zona y desde luego que el paseo no nos defraudó. Pudimos ver como vuelven a la vida los arroyos de Carramingo y Palancares después del largo estío en el que han permanecido dormidos, nos encontramos con multitud de setas y hongos en las veredas del camino y vimos algunas tímidas pero hermosas flores otoñales como las típica “quitameriendas”.
Para poder recobrar el aliento realizamos varias paradas por el camino, momentos que aprovechamos para contar historias y resolver dudas. Así pues nos quedó claro que los enebros no sirven para enhebrar pero si para hacer ginebra, que los robles son muy apreciados por la calidad de su madera o que el óxido de hierro hace que las rocas y minerales tengan un intenso color rojizo. También charlamos sobre la Cañada Real Soriana Occidental, la cual atravesamos en nuestro recorrido, y por supuesto hablamos sobre el acebal y los acebos.
El acebal de Prádena es el mayor del Sistema Central, el más al sur de Europa y uno de los más importantes y bellos de la Península Ibérica. El acebo (ilex aquifolium) es una planta que en forma de arbusto o de árbol puede alcanzar hasta los 10m de altura y crece en lugares sombríos, suelos frescos y hoces de los ríos. Este árbol, que rara vez forma bosque, es de crecimiento muy lento y de madera compacta y dura. Se usa en ebanistería y de su corteza se extrae liga para cazar pájaros, para hacer esparadrapo, resina, tanino y un principio amargo llamado ilicina. Sus hojas son perennes, de un lustroso color verde, y las bayas de sus ramas de un profundo rojo adornan los hogares segovianos desde hace mucho tiempo en fechas navideñas.
Y así sin darnos cuenta del tiempo transcurrió nuestra jornada y comenzamos el regreso hacia el colegio admirando y disfrutando una tierra que no es la herencia de nuestros padres sino un préstamo de nuestros hijos.
Alberto Rodríguez. Maestro del CEO La Sierra
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